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Cristóbal Balenciaga está unánimemente considerado como uno de los creadores de moda más destacados e influyentes del siglo XX. Perfeccionista incansable, Balenciaga adquirió un dominio absoluto de las técnicas de costura y dedicó su vida a perfeccionar al máximo sus creaciones.
El Museo Cristóbal Balenciaga es el primer museo íntegramente dedicado a un creador de moda, y el único que de forma permanente investiga, conserva y difunde el legado del «Maestro» de la alta costura. Sus instalaciones incluyen 6000 metros cuadrados repartidos en dos edificios que se solapan y representan tanto el pasado como el presente de la institución: el histórico palacio Aldamar, antigua vivienda de los marqueses de Casa Torre, vinculados a la biografía de Cristóbal Balenciaga, y una impresionante extensión acristalada de amplios y diáfanos volúmenes que alberga el área expositiva, el área didáctica y el área de conservación. En este último espacio, el Museo custodia una colección única. Su amplitud —más de 5500 piezas de indumentaria, accesorios y documentación en constante aumento— y su extensión formal y cronológica —incluye, por ejemplo, los modelos más tempranos que se conservan del modisto— la convierten en una de las colecciones más completas, coherentes e interesantes del panorama internacional.
Hubert de Givenchy
Muchas de estas piezas son hitos en la historia de la moda y han llegado a los archivos del Museo gracias a generosas donaciones de antiguas clientas de las Casas Balenciaga de España y París, y de otros donantes públicos o privados. Uno de estos grandes mecenas fue Hubert de Givenchy (1927-2018). Amigo y discípulo de Balenciaga, fue un gran defensor del proyecto del Museo y presidió honoríficamente la Fundación que lo gestiona. «Monsieur», como se le conocía en la casa, logró reunir, con los años, una muy significativa colección de obras de Balenciaga a través de su círculo de allegadas y clientas, que se custodian ahora, como era su deseo, en los almacenes de la institución.
Este conjunto de vestido y capelina realizado en marquisette y donado por Hubert de Givenchy estuvo presente en la exposición inaugural del Museo. En este conjunto destacan las líneas depuradas y minimalistas, así como su gran potencia cromática. Se trata del Modelo 125 de la colección de verano de 1965, realizada en la Maison Balenciaga de París. En este conjunto, el vestido es largo, con leve cola en la espalda, pequeño escote en el delantero y pronunciado en la espalda; sin mangas y con corte en la cintura. El cuerpo va entallado con pinzas y cierra en el centro de la espalda con corchetes y automáticos. Va forrado en organza de seda del mismo color. La capelina presenta escote a la caja y canesú con gran volante fruncido, con línea descendente hacia la espalda. El viso en seda azul es entallado y cierra en el costado izquierdo con cremallera.
Conservación preventiva en los almacenes del Museo
Los fondos que conforman la colección se conservan bajo los estrictos protocolos, que establece el Departamento de Colecciones, para la manipulación, el traslado y la exposición de las piezas que lo conforman. Las condiciones ambientales de las estancias en las que se guardan, trasladan y exponen las piezas, son constantes y estables, a fin de que no padezcan cambios que afecten a su estado de conservación. A su vez, las condiciones lumínicas de dichos espacios también están reguladas y protegidas de radiaciones que pudiesen deteriorarlas. Todas las piezas se exponen bajo determinados parámetros de luz (nunca superior a 50 luxes), humedad (por debajo del 50 %) y temperatura (constante a 18 grados). La conservación preventiva es uno de los aspectos en los que se ha hecho mayor énfasis, para paliar tanto el deterioro natural de los materiales como el deterioro sufrido a lo largo del tiempo hasta su entrada en las dependencias del Museo.
EY, firma global del sector de los servicios profesionales, tiene como propósito construir un mundo que funcione mejor. La organización fomenta el liderazgo y el trabajo en equipo para ayudar a sus clientes, a sus empleados y a la sociedad a generar valor a largo plazo. En esta línea, EY colabora con el Museo Cristóbal Balenciaga en hacer balance y dar visibilidad al trabajo realizado en estos diez años.
La clientela de alta costura del siglo XX pertenece a una élite que valora enormemente el vestuario como símbolo de personalidad, estatus y estilo de vida. Las Balenciagas, como se conocía a las clientas del modisto, se identificaban con su doctrina: «Cada mujer tiene un estilo, y ese estilo se debe respetar por encima de las tendencias». Dueñas de grandes fortunas, títulos y carreras artísticas o diplomáticas, estas damas destacaban por su elegancia y belleza.
Una de estas fieles clientas fue Rachel L. Mellon (1910-2014), conocida como Bunny, una de las grandes damas de la alta sociedad norteamericana. Heredera de una gran fortuna, filántropa, coleccionista de arte, diseñadora de jardines —entre ellos el famoso Rose Garden de la Casa Blanca—, amiga personal de los Kennedy y esposa del magnate de la banca y distinguido mecenas Paul Mellon, fue el arquetipo de clienta perfecta: adinerada, sensible y exclusiva. Rachel Mellon vistió durante doce años (hasta el cierre de la casa) exclusivamente de Balenciaga, convirtiéndose así en un icono de estilo, discreción y elegancia. Además de gran clienta, Mellon fue también amiga personal del modisto. Relación que tuvo reflejo en las adaptaciones y diseños especiales realizados para ella en la Casa y que el propio Balenciaga transfirió a Hubert de Givenchy tras su retirada.
Rachel L. Mellon
En honor a esa amistad, y gracias a la confianza que la familia Mellon ha depositado en el Museo, desde 2014, una gran parte de las creaciones realizadas por Balenciaga para Mrs. Mellon se conservan en Getaria, constituyendo esta la colección más importante procedente de una misma benefactora en los archivos del Museo. La colección consta de 660 piezas de indumentaria (con representación de vestuario para el día, cóctel, noche, jardín, para estar en casa o incluso para ir a la cama), 138 bocetos originales, y 250 referencias documentales.
Los modelos seleccionados por Rachel Mellon, evidencian una clara comprensión de la filosofía Balenciaga, la relación entre espacio, cuerpo y prenda, la importancia del corte y la excelencia de los materiales. Mellon adoraba los colores y las texturas de los tejidos, como en este vestido de noche en cloqué frambuesa, con escote caja al frente y pico en la espalda, y falda fruncida amplia. La mayor riqueza de la colección de Mellon es la variedad y la información que se extrae de las relaciones entre piezas y documentación, a la cual accedemos hoy gracias a los hábitos de conservación de Mrs. Mellon. Esta interrelación entre la constancia documental y la colección de indumentaria refleja perfectamente el proceso de compra de una clienta internacional en la Casa Balenciaga, empezando por los bocetos enviados para la selección de modelos hasta llegar al envío mismo de la factura.
Nota manuscrita por Rachel L. Mellon encontrada en el bolsillo escondido de un traje del año 1965.
Asimismo, existe documentación que refleja la exclusividad y el trato preferente que se otorgaba a Mrs. Mellon. La norteamericana contaba con un maniquí propio, con sus medidas, en la Maison de París, lo cual le evitaba someterse a las famosas tres pruebas que eran norma de la casa. Comodidad, simplicidad y elegancia, eran las características que buscaba Mrs. Mellon y que, con independencia de las temporadas, determinaban su elección de modelos, siguiendo su propio gusto, e incluso propiciando la compra repetida de una misma pieza. Pero para entender el valor emocional que tuvo Balenciaga para una clienta como Mrs. Mellon, basta decir que los 138 bocetos originales que han llegado al Museo, habían sido cuidadosamente encuadernados en piel, formando un libro. En su portada, con letras doradas, y en el estuche exterior, manuscrita, una sola frase: I feel pretty.
El Diario Vasco ha apoyado el proyecto del Museo Cristóbal Balenciaga desde sus inicios, aportando una vía de comunicación e información que conecta al Museo con su público más cercano. Fundado en 1934, es el medio de más leído en Gipuzkoa, tanto en formato impreso como digital. La confianza de sus lectores sitúa a El Diario Vasco como uno de los medios de comunicación de referencia de Euskadi.
Tanto los testimonios recogidos por la investigación sistemática del Museo como la evidente coherencia de su trayectoria creativa dan fe de la honestidad de Cristóbal Balenciaga, no sólo en su relación con quienes le rodeaban, sino también consigo mismo. Sus creaciones fueron siempre fiel reflejo y resultado de su arduo trabajo y esfuerzo personal, sin buscar atajos para hallar el éxito. Balenciaga se mostraba ante los demás tal y como era: fiel a sí mismo.
El Museo Cristóbal Balenciaga, inició en el año 2014, una línea de investigación denominada «Las manos que cosen» con el fin de identificar y poner en valor la aportación de aquellos que a lo largo de los años trabajaron para Balenciaga, y, de entender mejor el contexto socioeconómico en el que desarrolló su actividad, así como el impacto de esta. Otros objetivos que persigue esta línea de trabajo son la conservación de técnicas del oficio utilizadas en sus talleres y, al mismo tiempo, revelar datos sobre la personalidad de Balenciaga desde la perspectiva de sus colaboradores. Un importante elemento de esta investigación ha sido la recogida de testimonios de personas vinculadas a la Casa, en su mayoría mujeres, tanto directos —es decir, aportados por ellas mismas— como indirectos —por parte de sus familiares—. Los testimonios, vienen a menudo acompañados de fotografías, y documentación adicional que ayudan a cartografiar la realidad laboral de una empresa por la que pasaron más de 2000 empleados a lo largo de su trayectoria.
Los testimonios, documentación y piezas de indumentaria provienen, en gran medida, de empleadas de las casas de España y Francia. Este es el caso de los vestidos saco que recoge la colección del Museo. Pertenecientes a Angélica Castresa y Felisa Irigoyen, maniquí-vendedora y primera de taller respectivamente, son un claro testimonio del dominio técnico y la filosofía compartida por quienes contribuyeron al legado creativo de Cristóbal Balenciaga.
El vestido, de estructura trapezoidal, es largo por debajo de la rodilla, con cuello a la caja, sin mangas y abierto por delante de arriba abajo. Lleva canesú, pinza de cadera a pecho, y de cadera a centro de la sisa. Los botones, de gran tamaño, van forrados en cordoncillo de algodón. El canesú es semicircular y va desde la espalda hasta el frente, de donde salen los paños delanteros fruncidos. Tiene una costura central en la espalda. La sisa es recta por la espalda y curvada al frente. Hay dos pinzas laterales a cada lado, una más recta, la otra en diagonal, y se cierra con 8 botones de 3,3 centímetros de diámetro en forma semiesférica, realizados con cordón de pasamanería fino.
THE OBSERVER. Noviembre 1957
Mujer paseando por las calles de París con vestido saco
Este modelo, conocido como «vestido-saco», muestra la línea original en la que trabajó Cristóbal Balenciaga en la década de los años cincuenta. Vestidos sueltos y cómodos que contrastan con la línea ajustada habitual por aquellos años. La comodidad y libertad de movimientos de la mujer con relación al contexto de la época, supuso un cambio revolucionario y generó considerable polémica. Hubo quienes lo admiraron al instante y quienes lo denostaron radicalmente; su adopción por parte de las clientas fue paulatina, a partir de la colección en la que se presentó.
Un dato curioso con respecto a este proceso de adopción, es que los vestidos-saco presentes en la colección del Museo, procedentes de diversas clientas, son en su mayoría posteriores a 1957. Sin embargo, los dos modelos del año de su presentación, —verdaderos hitos de la historia de la moda— que conserva el Museo pertenecieron a dos trabajadoras de la Casa. ¿Casualidad? ¿Estrategia comercial de la casa? ¿O acaso gusto personal de estas profesionales, que quizá apreciaban con mayor conocimiento de causa la innovación que suponía esta línea?
BM Supermercados se dedica a la distribución alimentaria y cuenta con 232 supermercados, situados principalmente en el País Vasco, Navarra y Cantabria. Sus valores son la calidad en los frescos, la calidad en el surtido y la calidad en servicio. Desde sus comienzos, BM apostó por el proveedor local, manteniendo relaciones duraderas con los mismos de más 30 años. Apostó por las secciones atendidas, modelo que nunca abandonó, por el servicio y el surtido. Este modelo no ha cambiado nunca, pese a vaivenes de la economía o el propio sector.
“La moda es un salto de tigre al pasado», decía Walter Benjamin. Y para Cristóbal Balenciaga, la indumentaria popular en sus formas y artesanías, la moda de Vionnet o Lanvin en su técnica y siluetas, y las corrientes estéticas de la historia del arte, fueron influencias decisivas. Un método basado en el dominio de la técnica y el tejido, la investigación y el aprendizaje, la exploración formal y una constante búsqueda de la perfección que le permitió diseñar modelos de gran audacia formal y estética que impactaron al mundo y se convirtieron en incuestionable tendencia.
El programa Transmissions, promovido por el Museo Cristóbal Balenciaga desde el año 2016, propone un proceso de investigación que conecta el legado de Cristóbal Balenciaga con un público joven, especializado en moda. Para ello, reúne anualmente, en Getaria, a profesores y alumnos de prestigiosas escuelas internacionales de Diseño en Moda, en una experiencia de inmersión en la filosofía, la técnica y el contexto biográfico del maestro de la alta costura.
Este proyecto, integrado en el currículo educativo de las entidades participantes, gira en torno a la idea de abrir el archivo y realizar conjuntamente el análisis de una selección de piezas en torno a un tema: «la revolución de la silueta». Todo lo aprendido se plasma después en un proyecto creativo de cada alumno, culminando en la creación de un look completo. El proceso en sí mismo se documenta paso a paso, y los resultados se muestran en formato expositivo en el Museo.
Para el Museo, Transmissions es la forma más importante de conectar el patrimonio que custodia el Museo con la actualidad y asegurarse de que el legado de Cristóbal Balenciaga sigue vigente, siendo interpretado, experimentado, y vivido por una nueva generación de creadores de moda.
Proyecto educativo Transmissions, 2017
Construcción del abrigo verde en gazar
Una de las piezas que se estudia en el programa es este abrigo en gazar verde con gran volante circundante, donde se aprecia la precisión en el corte, y el conocimiento de las características del tejido para crear una silueta envolvente y elegante. En los años sesenta las siluetas de Balenciaga incorporaron un mayor grado de abstracción. El minimalismo conceptual y técnico, inherente a su trayectoria, se evidencia en los envolventes realizados en tejidos de cierta rigidez, como el gazar, el zagar, y la ciberlina, creando siluetas abstractas y volúmenes geométricos a partir del círculo y el cuadrado.
Loreak Mendian significa “flores en el monte”, una marca fiel a sus raíces con una larga trayectoria apostando por prendas atemporales y duraderas, que se nutre de la cultura y expresiones artísticas de su entorno como alimento de un espíritu creativo propio. La colaboración con el museo se enmarca en este tipo de intercambio, con la creación de una prenda respetuosa con el medioambiente y diseñada para este aniversario.
La experiencia de la alta costura se basa en el lujo entendido como algo restringido, personalizado, valioso: un símbolo de estatus. Si un vestido de Balenciaga por definición, fue en su tiempo sinónimo de exclusividad, su conversión en objeto de museo causa el efecto contrario. Las obras creadas por Balenciaga son ahora para el conocimiento y disfrute de toda la ciudadanía y la responsabilidad del Museo es garantizar el acceso inclusivo para la gran diversidad de públicos de la sociedad actual.
El Museo inició en 2016 un programa con la intención de, sistemáticamente, adecuar sus servicios a las diversas naturalezas y necesidades de los grupos sociales más heterogéneos. Se trata de visitas y actividades destinadas a facilitar el acceso, el aprovechamiento y el disfrute de los conocimientos que alberga el Museo, incluyendo en él a personas con necesidades diversas, tanto en el formato físico como en el virtual.
Reproducciones vestibles en el Museo
Una de estas iniciativas es el programa Balenciaga táctil. Las condiciones de conservación y exhibición de los fondos del Museo requieren un bajo nivel de iluminación, lo cual dificulta la apreciación de las piezas, y en especial a personas con algún tipo de diversidad funcional visual. Este itinerario guiado se completa con un acercamiento táctil a un muestrario textil y a un conjunto de reproducciones semejantes a las obras expuestas, con el fin de ayudar a entender las técnicas empleadas y las innovadoras propuestas formales del modisto. Asimismo, la colección se puede disfrutar de un modo lúdico acercándose a la obra de Balenciaga a través de reproducciones vestibles que permiten sumergirse en la experiencia que la Maison Balenciaga ofrecía a sus clientes.
Se trata de un abrigo amplio, con escote a la caja y manga japonesa. El cuerpo se prolonga hasta la línea de la cadera, de donde arranca, a modo de falda, la parte inferior del abrigo, pieza de gran vuelo fruncido y armado. Va forrado en tafetán de seda azul. Este abrigo presenta las características estructurales del vestido baby doll, presentado ese mismo año. Su innovadora silueta trapezoidal se oponía a la silueta tradicional de cintura marcada y caderas resaltadas. En este modelo se estaba fraguando un revolucionario divorcio entre el cuerpo y el vestido, donde empieza a cobrar importancia un tercer elemento: el aire. Un elemento clave para generar una silueta abstracta, confortable y elegante.
Construcción infográfica del vestido baby-doll
Cristóbal Balenciaga y Kutxa Fundazioa comparten objetivos y han desarrollado proyectos en común ligados a la moda, sensibilizando al público sobre sus aspectos culturales, apoyando la iniciativa del talento joven guipuzcoano (Kutxa Kultur Moda) y promoviendo valores sociales como la accesibilidad, la diversidad y la igualdad entre públicos del Museo (Kutxa Fundazioa).
Las creaciones de Balenciaga destacaron desde el principio por su sobriedad e impecable corte, a lo que se unían sus audaces combinaciones de colores y la inspiración vasca y española de sus modelos, tan sorprendente como exótica para el experto público parisino. Sus colecciones presentaban algunos de los elementos, influencias y recursos de sus orígenes, los cuales caracterizarían su obra hasta el final de su actividad profesional.
En 2017, el Museo celebró el centenario del establecimiento del primer negocio de Cristóbal Balenciaga en San Sebastián. Una efeméride especialmente importante que reivindica los orígenes del que se convertiría en el creador de moda más universal, y que va inextricablemente unida a la existencia del Museo en Getaria. El comienzo de esta aventura empresarial se sitúa en el floreciente contexto de San Sebastián (a apenas treinta kilómetros de su Getaria natal) a comienzos de siglo. Es un momento especialmente intenso en cuanto a la actividad económica terciaria de la ciudad, impulsada por la presencia estacional de la corte y el fenómeno turístico de la Costa Vasca, a ambos lados de la frontera, con San Sebastián y Biarritz como focos de atención. Con veintidós años, Cristóbal Balenciaga emprende su primer negocio. Poco se sabe de su experiencia y formación previas, aunque al residir en la ciudad desde 1907 (según el registro del padrón municipal) parece lógico suponer que se formó en alguna de las importantes casas que existían en la ciudad; seguramente Casa Gómez, New England o Almacenes Au Louvre, todas ellas muy conectadas con la moda parisina del momento.
De lo que sí existe constancia documental es de la publicación en prensa de varios anuncios para contratar personal en aquel año, y de su inscripción en el libro de matrícula industrial como C. Balenciaga, en la calle Vergara, n. º 2, bajo el epígrafe de modisto y con la cuota fiscal correspondiente a la categoría más alta. Transcurrido un año, modificó societariamente esta inscripción para dar entrada, a nuevos socios, —las hermanas Lizaso— y constituir una sociedad limitada con vigencia temporal de seis años, creando así Balenciaga y Cía y manteniendo el negocio bajo la misma dirección. En 1924, se disuelve esta asociación y Cristóbal Balenciaga traslada sus operaciones a la Avenida de la Libertad, n. º 2. En marzo de 1927 crea una segunda marca como parte de una estrategia de diversificación: Martina Robes Et Manteaux, en la calle Oquendo, 10, piso 1 (Martina era el nombre de su madre). En octubre del mismo año, un nuevo nombre: EISA Costura (de nuevo relacionado con su madre, cuyo apellido era Eizaguirre).
El propósito de esta segunda casa y marca, que convive con la primera, era optimizar recursos compartidos y ampliar su base de clientes entre la burguesía local. La primera empresa, Cristóbal Balenciaga, permanecerá abierta ininterrumpidamente hasta 1937, fecha de su traslado a París. La segunda, EISA Costura, se diversificó geográficamente con sedes en Madrid (1933) y Barcelona (1935) bajo el nombre de EISA BE, mientras que en San Sebastián conservó siempre la dirección de Avenida de la Libertad, n. º 2. Sin duda, estos primeros años de trabajo en España son fundamentales para el perfeccionamiento de su técnica, su absorción de influencias artísticas y estéticas y la consolidación de su faceta empresarial, aspectos importantes todos ellos para comprender su posterior trayectoria, desarrollo y eclosión, que solo podían producirse en el contexto de la indiscutible capital de la moda: París.
Se trata de un vestido de novia en crepé de seda de color marfil con banda al bies de 10 centímetros de cintura a cadera, anudada con lazada central. Escote en pico del que nace una pieza triangular de 30 x 30 centímetros que acaba en las costuras laterales. Falda formada por 10 paños. Acaba en la parte trasera en una cola de 2,40 centímetros, y se cierra en la espalda con 8 botones forrados en el mismo tejido, sobre base metálica. Forrado manual. Los puños de las mangas largas pegadas se ajustan con 4 botones separados entre sí por 1,5 centímetros y cerrados con presilla de festón. La manga es ligeramente curvada a partir del codo. El vestido está realizado en San Sebastián.
La Esfera, 1918
El museo Balenciaga pone en valor la histórica “Cote Basque” y su atractivo turístico para un público interesado en la cultura, las tradiciones, los paisajes y un estilo de vida dentro de los límites de la sostenibilidad. Por todo ello, se trata de un recurso que complementa la extraordinaria oferta del territorio. Tanto en su promoción y como en su difusión, el museo colabora activamente con la Dirección de Turismo de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Balenciaga no solo mereció el título de «Maestro de la alta costura» por la perfección de sus creaciones y su dominio de la técnica, sino también por su capacidad de adelantarse a su tiempo e introducir innovaciones que no solo mejoraban lo ya conocido, sino que, en ocasiones, rompían también con lo establecido. Revolucionó el mundo de la moda con la presentación de nuevas siluetas para la mujer, al tiempo que desarrolló nuevos tejidos que le permitieron llevar a cabo algunas de sus creaciones más arriesgadas y conceptuales.
En 2018, el Museo realizó por primera vez una propuesta expositiva para explorar el trabajo de Cristóbal Balenciaga a través de un discurso cronológico y evolutivo, y poner así en valor una de sus principales contribuciones a la historia de la indumentaria: la introducción de nuevas siluetas para la mujer. El hilo conductor de esta exposición giraba en torno a este proceso evolutivo, que abarca desde sus inicios en San Sebastián hasta su última colección, y desde los antecedentes de sus grandes innovaciones en cuanto a silueta hasta su posterior evolución, fruto de un proceso continuo de investigación y exploración. Así, en 1947, año en el que Christian Dior cautivó al mundo con su New Look de talle fino y amplísima falda, siguiendo la tradicional silueta «reloj de arena», Balenciaga sorprendía con la presentación de innovadoras líneas fluidas y volúmenes que rompían con lo establecido, como la línea «tonneau».
Los comienzos de la investigación de Balenciaga en torno a una nueva silueta tienen lugar entonces, y cristalizan en 1951 con la presentación de propuestas que, en lugar de resaltar las curvas femeninas (en especial la cintura), tienden a difuminarla: entre ellas, el «midi», la «marinera» y el «semientallado». Algunos de estos modelos recuerdan a siluetas de los años veinte en los que la cintura ya empezaba a desdibujarse; a partir de ahora, Balenciaga establecerá como referencias la línea de hombros y el bajo de los vestidos. Con ellas traza el punto de partida para futuros hitos desarrollados durante los años cincuenta con sus líneas «túnica», «saco» y «baby doll», que en los años sesenta hibridó y depuró hasta llegar a un elevado grado de abstracción.
Una de las siluetas que introdujo Balenciaga en los años 50, y que jugaba con los volúmenes alrededor del cuerpo fue el denominado «globo». Un ejemplo es este vestido de noche en tafetán de seda y viscosa, con cuerpo entallado y falda abullonada de tres cuerpos, y bajo asimétrico rematado con encaje rojo. Este vestido de noche se construye sobre una estructura interna sobre la que se han cosido tres cuerpos abullonados de diferentes alturas, de modo similar a las crinolinas de finales del siglo XIX. También introduce de modo incipiente los bajos asimétricos, mostrando los tobillos en una visión frontal, lo cual se irá transformando hasta llegar al bajo asimétrico denominado «cola de pavo real». Los recogidos en los hombros bajos y el escote en pico evidencian un uso minimalista del moulage en la creación de volúmenes simples pero de gran amplitud.
Este magnífico vestido fue incorporado a la colección del Museo Cristóbal Balenciaga en el año 2012 y tuvo que ser sometido a un importante proceso de restauración antes de ser exhibido. Los tratamientos de restauración del Museo se acogen a los criterios universales de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, como son la reversibilidad de los métodos y productos utilizados, y la mínima intervención y el máximo respecto a la obra original desde un punto de vista material, estético e histórico. El objetivo ha sido siempre devolver a los tejidos su consistencia y naturaleza perdidas, primando la conservación del tejido original e intentando frenar su proceso de deterioro.
Proceso de restauración del vestido de noche en tafetán de seda roja
Hubert de Givenchy
IDOM es una compañía multinacional especializada en servicios profesionales de ingeniería, arquitectura y consultoría que colabora con el Museo en la optimización de uno de los aspectos más críticos para la labor de conservación: la climatización. “Nuestro objetivo es proporcionar un servicio excelente, de primera calidad, apoyado en un nivel tecnológico a la altura de los mejores y ofreciendo soluciones eficientes e innovadoras para resolver sus problemas”.
Desde la segunda mitad del siglo XX, la moda, convertida en gran industria transectorial, ha tenido un impacto considerable en la economía y el medioambiente. Al mismo tiempo, el sector se ha hecho consciente de la necesidad de adoptar caminos sostenibles (producción local, kilómetro cero, reciclaje, nuevos biomateriales) para alcanzar un nuevo paradigma de sostenibilidad. En definitiva, un modelo de «moda lenta» que se halla muy próximo a la filosofía de trabajo de Balenciaga.
El Museo inició en 2018, coincidiendo con el Año Europeo del Patrimonio Cultural, la serie curatorial «Moda y Patrimonio» para explorar el trabajo de Cristóbal Balenciaga a través de un discurso cronológico y evolutivo, poniendo así en valor el proceso por el cual aquello que en su momento fue una simple prenda de vestir se ha convertido hoy en colección del Museo. El punto de partida de la serie curatorial se inicia precisamente en el 50.º aniversario del cierre de los salones y talleres, acaecido en 1968. Es en ese momento cuando finaliza la producción de prendas y el valor de uso de las creaciones de Balenciaga empieza a transformarse en valor simbólico, objeto de colecciones privadas y de las primeras exposiciones. El discurso expositivo y la selección de piezas que acompañan esta serie de exposiciones, así como su diseño y conceptualización espacial, fue fruto de la colaboración entre el equipo del Museo Cristobal Balenciaga y la reconocida fashion curator Judith Clark. Esta colaboración se prolongó durante tres ediciones.
Judith Clark
La serie está concebida como un trabajo acumulativo, que, manteniendo un mismo eje y una secuencia cronológica, ha permitido asimilar y añadir de manera sostenible, nuevos contenidos como resultado de la investigación desarrollada por el Museo. La primera exposición, «Conversaciones», aludía a las diferentes capas interpretativas que confieren la fotografía, la investigación o la museografía a la pieza patrimonial. La segunda exposición, «Contextos», trataba los diversos ámbitos históricos, sociales, culturales y personales que rodean al objeto patrimonial, mientras que la tercera exposición, «Cristóbal», se centra en los elementos patrimoniales ligados a la biografía del creador, coincidiendo con el 125.º aniversario de su nacimiento.
Los elementos museográficos ideados expresamente para la serie van cambiando de lugar y significado de una exposición a otra, mientras que la estética del archivo se mantiene y todos los materiales se reciclan e incorporan al siguiente capítulo. De este modo, y sin necesidad de consumo ni residuos adicionales, se realizan lecturas y presentaciones muy diferentes dentro de un mismo contexto temático y estético, proponiendo pequeñas evoluciones/revoluciones al estilo Balenciaga. Se trata, por tanto, de una serie curatorial absolutamente innovadora y sostenible tanto desde un punto de vista conceptual como de presentación.
El vestido de noche de bajo asimétrico en raso está realizado en shantung color jengibre con bordado en hilos y lentejuelas plateadas. Escote redondo, más pronunciado en la espalda, con tirantes, corte en la cintura y falda amplia. Se cierra con cremallera eclair. Va forrado de un tafetán del mismo tono, y el motivo representado en el bordado es floral. La falda tiene las caderas muy redondeadas y el bajo es más corto en el frente, deslizándose hacia la espalda. Bordado realizado por Lizbeth. Haciendo honor a la frase «….arquitecto para los planos , pintor para el color…», se tomó el color del tejido, clasificado en la Maison como jengibre, para marcar el diseño gráfico y expositivo de la serie curatorial y aplicarlo a una serie de mapas que mostraban la investigación que precede a toda muestra y que se integra en su discurso expositivo.
Cristóbal Balenciaga
El Museo Cristóbal Balenciaga forma parte del Gipuzkoa GreenKluster, promovido por el Departamento de Medioambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa, y que integra a otras entidades y agentes que comparten sus objetivos de educar y sensibilizar a la sociedad en la necesidad de una moda sostenible, e incorporar esta filosofía en sus producciones.
El rigor y la precisión fueron siempre características fundamentales del trabajo y la personalidad de Cristóbal Balenciaga. El modisto huyó siempre de la frivolidad y la ligereza, siendo escrupulosamente minucioso a la hora de construir sus creaciones. Es por ello que llegó a dominar la técnica de la costura como nadie, lo cual le proporcionó una poderosa herramienta a la hora de concebir sorprendentes modelos.
Con motivo de la conmemoración del 125.º aniversario del nacimiento del maestro de la alta costura, el Museo Cristóbal Balenciaga celebró en el año 2020 el I Congreso Internacional sobre Cristóbal Balenciaga. Este congreso académico, de proyección internacional, se propuso ser la plataforma donde exponer trabajos e investigaciones innovadoras y de calidad sobre la figura y el legado del modista en toda su amplitud —personal, empresarial, creativa, técnica, etc.—, así como proyectos que analicen los diversos contextos biográficos, culturales y de trabajo en los que se desenvolvió Balenciaga.
I Congreso Internacional sobre Cristóbal Balenciaga Getaria, 1 y 2 de octubre de 2020
El comité científico, compuesto por diez reputados expertos en Cristóbal Balenciaga, se encargó de seleccionar, entre todas las propuestas recibidas, las catorce que se presentaron en el Congreso. Dada la trascendencia de la figura de Balenciaga, las propuestas seleccionadas no solo profundizaban en el ámbito de la historia de la moda, sino también en otros campos de estudio, como por ejemplo, el económico, el comunicativo y el de las artes en un sentido amplio. Seguido en su formato online por 2500 personas, el Congreso ha demostrado que el interés académico por la figura de Cristóbal Balenciaga sigue vivo y ha propiciado la edición de dos publicaciones: un número especial de la revista Fashion Theory (mayo 2021) y las propias actas del Congreso que, junto a todas las publicaciones sobre previas investigaciones del Museo, están disponibles online para esta creciente comunidad de estudiosos de Cristóbal Balenciaga y su tiempo.
Miren Vives, directora general del Museo Cristóbal Balenciaga
Características del vestido de noche en ciberlina
Este es un vestido de noche de 1967 en ciberlina marfil de Staron. Un envolvente minimalista, que parte de la costura frontal para cubrir con un solo paño todo el cuerpo, y se cierra en espiral sobre la manga corta, generando una silueta trapezoidal. Rigor, perfección, equilibrio e innovación son las características principales de esta pieza. El vestido presenta cuello caja al frente y cuello pico en la espalda. Las mangas están realizadas en un paño independiente y tienen un ligero fruncido. El bajo es asimétrico, y lleva plomos en el bajo, tanto en el frente, como a cada lado de la costura.
EITB, como grupo de comunicación audiovisual con medios de comunicación, ofrece un servicio líder de información, formación y entretenimiento a todas las personas. EITB es motor del ecosistema audiovisual vasco y de nuestra cultura. La alianza de EITB con el Museo Cristóbal Balenciaga pretende abrir una nueva ventana digital al mundo de la producción y creación vasca de la mano de dos instituciones públicas al servicio de esta sociedad
Durante cinco décadas de trayectoria profesional, Balenciaga dirigió sus casas de alta costura en España y Francia e hizo de su nombre sinónimo de elegancia, vanguardia, belleza y atemporalidad. Su obra continúa inspirando a nuevas generaciones de diseñadores, siendo misión del Museo abrir al mundo su legado para transmitir el conocimiento, la técnica y los valores que caracterizaron al maestro de la alta costura.
El Museo Cristóbal Balenciaga tiene el proyecto de albergar un centro de investigación y creación, donde se concentren recursos documentales, bibliográficos y digitales en torno a la moda, estando así a disposición de la comunidad investigadora, educativa y profesional. Para ello, en los últimos años, el Museo ha estado inmerso en un proceso de digitalización del archivo de colecciones textiles, de realización de réplicas exactas —la «study collection»— y de análisis de obras y tejidos con el fin de ofrecer otro tipo de acceso a un archivo que, por razones de conservación, debe ser de uso restringido.
Los usuarios del centro podrán acceder al archivo digitalizado de la colección textil y a las obras que conforman la «study collection» para su estudio; a la biblioteca especializada en moda y a suscripciones a bases de datos internacionales de prensa y repositorios de tendencias; y por último, a la materioteca del Museo y a herramientas tecnológicas punteras para el diseño y la creación. El centro contará también con un programa propio de residencias, becas y cursos de formación.
Características de la chaqueta semifit
Un ejemplo interesante entre las obras conservadas en el archivo es esta chaqueta «semientallada» de 1951 que, por ser una de las obras referenciales de la colección, ha sido una de las primeras piezas seleccionadas para su análisis, digitalización y documentación exhaustiva.
La chaqueta es larga hasta la cadera, y abierta por delante, con cuello vuelto en terciopelo negro y solapa. Los delanteros se ajustan al talle mediante pinzas. La espalda, recta y suelta, se adapta a la línea de los hombros con dos pinzas, mientras que la manga tres cuartos se monta con tres paños. Va forrada en tafetán de seda de color marfil y lleva una trabilla interior que sujeta la prenda al cuerpo, dejando el exterior libre y acentuando aún más el vuelo de la espalda suelta. Este magnífico diseño, que atestigua el afán innovador de Balenciaga, es el traje semientallado, que el modisto introdujo en 1951 y que constituyó toda una revolución frente a la encorsetada silueta del momento. El delantero se entalla al torso, al tiempo que la espalda queda suelta, creando un volumen arqueado, que no solo permite un mayor movimiento, sino que sugiere una cierta abstracción de la fisonomía femenina.
Construcción de la chaqueta semifit
Esta pieza, única en la creación de Cristóbal Balenciaga, y única también entre todas sus colecciones que se conservan en los museos del mundo, es una gran muestra del legado creativo del modisto para nuestros públicos especializados. El Museo Cristóbal Balenciaga cuenta con réplicas físicas y material audiovisual realizados con el fin de facilitar su investigación y estudio.
Cristóbal Balenciaga
Cardiva, nació en Bilbao en 1989 y, actualmente, es una de las primeras compañías dedicadas a la comercialización y fabricación de productos sanitarios. Tiene como meta transformar vidas a través de soluciones innovadoras que mejoran la salud de los pacientes y favorecen la sostenibilidad de los sistemas de salud. Referente en su sector, comparte con el museo valores como la innovación, calidad y responsabilidad.